divendres, 5 de desembre del 2008

Avui m'he trobat al correu electrònic una petició d'un amic. M'ha demanat que pengi al meu bloc una opinió seva (ell no té bloc) però posant-me dues condicions: la primera que li guardés l'anonimat i la segona que no ho traduís al castellà. Jo li he demanat si em deixiaria fer un petit aclariment i ens hem posat d'acord. Només diré que la persona amiga meva va seguir el 9è Congrés de la CONC celebrat al Palau de Congressos de Barcelona durant els dies 3 i 4 d'aquest mes, per internet. Per tant no ha estat un dels delegats i delegades assistents, a més a més, ni és de les comarques gironines ni pertany a cap òrgan de direcció del sindicat. Com podeu veure he complert amb allò pactat, i aquí el teniu ...







Prácticas empresariales en tiempos de crisis


Tal vez el tiempo nos acabe dando la razón a quienes pensamos que las injusticias nunca vienen solas. Puede parecer un discurso tremendista, pero la realidad demuestra el lado amargo que dibuja la verdad. Una verdad que se insinúa a las voces de los poderosos, aquellos que aprovechan el momento para jugar con los salarios y las vidas de miles de trabajadores, esos que piden ayudas al Estado y que no se avergüenzan en pedir el abaratar los despidos para continuar ganando más, o por lo menos perder lo mínimo posible a costa de la desgracia de los otros, aquellos que durante tanto tiempo han estado utilizando como mero mercadeo. Esta no tiene nada que ver con la responsabilidad social de las empresas, nada tiene que ver con los discursos políticamente correctos de algunos empresarios. Tiene que ver con la naturaleza humana. Estoy empezando a sentirme bastante harto de las desigualdades, pero con todas, incluso con las morales, con aquellos que predican una cosa y luego hacen otra de bien distinta. La llamada clase empresarial de nuestro país es un reducto minoritario de empresarios de toda la vida que saben muy bien qué aporta una buena relación con el mundo de la política. Por eso, cuando nos parece que altruistamente participan en foros y reuniones diversas, en realidad están haciendo negocios. Los otros empresarios, los que aspiran a ser como los grandes e incluso los que actúan de buena voluntad, no cuentan para mucho, aunque en realidad no son conscientes de la fuerza que tienen, porque aun siendo mayoritarios están absolutamente a la merced de los que mandan, que no son ellos. El problema está en los modelos utilizados en los foros empresariales, esa elite que quiere influenciar a los suyos para conseguir beneficios propios y que desorganiza a los más pequeños, incluso a los falsos empresarios. Aunque este es otro tema. Es evidente que el empresariado catalán y español necesita una regeneración. Una especie de rehabilitación que los convierta en elementos democráticos capaces de buscar soluciones democráticas sin atentar contra la integridad de los derechos sociales, económicos y políticos de nuestro país. Capaces de hacer aportaciones serias a los problemas reales. Capaces de hacer propuestas sensatas y con previsión de futuro. Pero por desgracia, el mirar cortoplacista de la economía y de la política no ayuda en nada para acercarnos a este fin.
En esta situación, la cordura sólo la pueden aportar los agraviados, los desprotegidos, los atacados, es decir: el conjunto de la clase trabajadora de nuestro país, que va avanzando con mucho esfuerzo, a pesar de las embestidas gubernamentales y de los empresarios y gracias a la ayuda de los grandes sindicatos, a pesar de sus propias limitaciones, que no son pocas, y que trabajan como titanes para abarcan todos los ámbitos de la sociedad. Cabe recordar que el sindicalismo mayoritario representa a todos los trabajadores a pesar de tener un efímero ingreso afiliativo próximo al 10% del conjunto de los asalariados, por lo tanto se les exige mucho dando muy poco.
El nuevo secretario general de comisiones obreras de Catalunya va a continuar teniendo mucho trabajo, como ya pasó con el anterior. Se le va a exigir mucho dando poco, incluso se le va a pedir generosidad. Yo opino que le puede ayudar mucho saber explicarle a ese 10% todas y cada una de las cosas que propone y defiende el sindicato. Como dice un tango famoso “20 años no es nada”, pero menos son 12. La economía no entiende de tiempos ni de honores y los empresarios tampoco, así que aunque será difícil el camino, desde el anonimato le lanzo un gesto de ánimo, aunque sé que necesitará algo más. Una política de comunicación adecuada puede llegar a ser fundamental en los éxitos de una organización sindical seria y organizada.
El empuje de los aprovechadores está siendo fuerte, el impulso de los sindicatos ha de estar a la altura y como siempre acabamos hablando de personas y personajes. Ante una crisis como la nuestra cabe un buen saco de valentía, pero también de prudencia e incluso de una cierta cordialidad. No creo en los cantos de sirenas, aquellos que defienden que los ingresos de capital paguen menos que los rendimientos por el trabajo. Mucho corazón, nos falta mucho corazón y un armazón repleto de sabiduría.