Tiempos extraños y difíciles.-
Estamos viviendo tiempos extraños. Extraños y
difíciles. Despedimos cada semana con la sensación de que nuestra capacidad de
sorpresa e indignación ha sido forzada hasta límites insoportables sólo para
vernos enfrentados en el inicio de la siguiente a declaraciones y anuncios de
medidas que, tanto en el fondo como en la forma, suponen una vuelta de tuerca
más en esta especie de macabra prueba de stress que las clases dirigentes
europeas y nacionales han decidido aplicar a la clase trabajadora y a la ciudadanía
en general de los pueblos de Europa.
La lista es
interminable en esta insensata carrera de provocaciones y despropósitos. Es
como si los representantes de la derecha política y económica que dirige en
estos momentos el destino de Europa compitiesen entre ellos por superar a
diario marcas de insensibilidad y desvergüenza. Como si se sintiesen
compulsivamente inclinados a manifestar una absoluta falta de empatía, rayana
en ocasiones con el desprecio chulesco, con el sufrimiento y la desesperación
que las medidas que anuncian infringen a amplias capas de la sociedad.
No deja de
sorprender en la gestión que de esta crisis está haciendo la derecha
político/económica europea que su acreditado egoísmo y su desmedida avaricia
vayan en esta ocasión de la mano de una ceguera y una falta de lucidez tan absoluta
que le impide ver las peligrosas implicaciones que para la paz social, y por
tanto para el confort y tranquilidad de su propia clase, supone el
desmantelamiento del estado del bienestar en el que tan alegre e
irresponsablemente se ha embarcado. Como decía Tony Judt “Gracias a medio siglo
de prosperidad y estabilidad, Occidente ha olvidado el trauma social y político
que representa la inseguridad económica de las masas, y en consecuencia no se
recuerdan las razones que llevaron en primer termino a la creación de los
estados del bienestar de los que hoy disfrutamos”. Treinta años de bombardeo
ideológico neoliberal nos han traído a esta situación. Esperemos que no sea
demasiado tarde y estemos todavía a tiempo de evitar que el estado del
bienestar quede reducido a una referencia en los libros de historia sobre una
extravagancia europea que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo veinte.
La Confederación
Europea de Sindicatos (CES) ha convocado una jornada de movilización europea el
día 29 de febrero para protestar contra el anunciado Tratado intergubernamental
sobre la estabilidad, coordinación y gobernanza en la unión económica y
monetaria. La jornada de acción se convoca en vísperas de la Cumbre de
primavera del Consejo Europeo, en la que está prevista la firma del nuevo
tratado. CCOO y UGT convocarán manifestaciones ese día en las principales
ciudades españolas.
Jacek CIACMA
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